viernes, 5 de marzo de 2010

De como un "te quiero" no movió el mundo"

Hoy viva la curiosidad en un artículo de la muy interesante decían que las palabrotas tenían un poder analgésico. Parece una tontería, pero según el artículo, este efecto sobre todo ocurre en las mujeres, y en general en las personas que no suelen decir palabrotas, porque cuando las dicen la grosería lleva implícita una carga emocional que al liberarse aplaca el dolor. Una persona que dice palabrotas más a menudo, por lo tanto, apenas notaría este efecto.

Y esto me ha hecho pensar en algo que ya mascaba dentro de mí hace tiempo: El poder de las palabras. Porque una expresión, utilizada en el momento preciso, puede desatar la emoción que queremos hacer aflorar en otra persona o desatar lo que llevamos dentro.

Y me da rabia, rabia que la gente utilice las palabras a la ligera, porque la sociedad de hoy en día no sabe expresarse. Uno no puede ir diciéndole a todo el mundo que es el mejor o que es especial, porque a parte de la incongruencia lingüística, existe la incongruencia que supone hacer una expresión de unos sentimientos que realmente no se sienten, ya sea por ignorancia o por malicia. Sólo hay uno que pueda ser el mejor, y lo especial se distingue de lo corriente porque es diferente y único, cualidad que no puede tener todo el mundo, porque sino dejaría de ser especial.

Es como los te quiero: De ser una expresión única y especial, que se dice en un momento concreto, pasa a ser una expresión manida y estúpida que como mucho viene a decir " que guay eres" fruto de una generación que no tiene ni puta idea de cómo decir las cosas (Y eso, en los casos en que significa algo)

¿Qué conseguimos con eso? Pues que ahora cuando suena un "te quiero" no es un te quiero de Titanic, ni un te quiero de Casablanca, es un te quiero de mierda, de botellón, de estupidez y de vacío, igual que los miles de abrazos entre pijas estúpidas que luego en cuanto se pierden de vista quisieran matarse.

¿Que son este tipo de comportamientos, el ensayo o parodia de una supuesta vida futura llena de emociones?¿Es como jugar a papás y a mamás? ¿Sabremos encontrar esa vida en medio de tanta falsedad de cumplidos y halagos zalameros sin sentido, que ya han pasado a ser meras muletillas del lenguaje?

Dios, hacedme un favor y leed algún libro. Porque si ya nos acabamos privando de los sentimientos reales que merecen la pena, quizá Nietzsche tuviera razón y sería mejor la nada.

O mejor si cabe, inventemos una nueva definición de los sentimientos verdaderos, para evitar confusiones con puras chorradas.

Y si bien la palabrota es analgésica, a más de uno le vendría bien un poco de contención linguística, que ya se sabe que las medicinas mal administradas acaban por no hacer efecto cuando realmente se necesitan.

Y no digo mas.

Black Mamba

sábado, 27 de febrero de 2010

El querer, el necesitar, el estar solo, y otras jernas

Ayer me puse a llorar en mi aciaga soledad... Algo me hizo darme cuenta de que no tenía a nadie, y esa sensación me sobrecogió por dentro. Porque por muchos amigos que tengas, conocidos, contactos, ositos de peluche, sabes que te gustaría tener a una persona que lo diera todo por ti, que quiera en cada instante tu bienestar, que te mire con total admiración, y que te necesite para respirar.


Pero ¿cuál es el hecho en sí que nos produce verdadera felicidad? La otra persona porque es única, o las sensaciones que nos produce? ¿Nos gusta el Whisky por su sabor o porque nos emborracha? Somos unos yonkis del amor, y al igual que un toxicómano, con tal de tener nuestro chute nos llegamos a conformar con cualquier mierda, con un vodka de 3 euros, con un hachís mal cortado, con farlopa que más bien parece yeso... Y con un amor de pega.

Y es que la gente no sabe querer, no es honesta. A veces por desconocimiento, a veces por egoísmo, o simplemente por la superficialidad con la que nos dota la vida.

Hoy leía un gran artículo, que me gustaría compartir:

"Cada día nos enfrentamos con la perentoria responsabilidad de ELEGIR LO AUTÉNTICO. Saber decidirnos por lo que nos conviene, por lo que verdaderamente necesitamos, por aquello que reclama nuestra necesidad de vivir con dignidad. En el gran supermercado del mundo sólo hay que comprar lo que nos hace falta a nosotros o a los demás. Decía una misionera recién llegada del África pobre al entrar a un hipermercado de la ciudad en donde vivo: ¡Hay que ver la cantidad de cosas que no necesito!"

Y me siento sola, pero no quiero una relación prefabricada. No quiero ir de la mano y sentirme como un caramelo con un vistoso envoltorio que a todo el mundo parece agradarle pero que está hueco por dentro. No quiero ver cómo un chico me quiere y me lleva a sitios bonitos si luego no me comprende ni yo le comprendo. No quiero tardes enteras de diálogos envueltos de pachuli que no llegan a transmitir nada... Porque siento que estoy siendo víctima de mi propio engaño, que me estoy defraudando a mí misma y mis principios, y esto no era lo que habíamos soñado.

Muchos creen que pueden comprar los momentos de feeling, con caras cenas, visitas a los típicos lugares románticos... Pero eso puedes hacerlo con cualquiera. Que una acción muy simple como ver una película mientras compartes chucherías sea un momento muy especial, es atributo de pocas personas en lo que respecta a mí. A mi no me conquistarás llevándome a cenar a un buen restaurante, ni yendo a ver un programa de la tele, ni al grupo de moda del momento. Pero si me das algo que lleva tu sello y tu sentimiento,toda mi atención será tuya.


Sé que por ahí hay alguien con kien hablar horas se convierte en minutos, que me sorprenderá cada día con su elocuencia, que me hará sentir viva con su manera de ser y me despertará la curiosidad por saber qué piensa, cómo se mueve, qué le gusta.
Que descubriré cada día que me gustan las mismas cosas que a él. Que me dará seguridad, pero también libertad. La libertad para poder elegir.

Que tomar un café en un rellano se convierta en algo mágico, y no una cena en el hotel Ritz.
Porque después de haber probado la verdadera magia, no puedes conformarte con trucos baratos, aunque las chisteras sean caras y los conejos de pedigrí.

Black Mamba